En marzo pasado 2019, se registraron 30.584 pernoctaciones en Arica y Parinacota, disminuyendo 18,0% en doce meses, según las cifras entregadas por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE).
De esta forma, se confirma una fuerte tendencia negativa en el ámbito turístico, ya que las pernoctaciones cayeron en febrero un 6,8% y en enero un 19,5%. Pero ya desde el año pasado, la caía libre se anunciaba con una baja casi todos los meses, marcando en diciembre de 15,1%, en noviembre de 22,5% y en octubre de 11,1%.
La gravedad de la baja en el turismo también se refleja, claramente, en que, en 2017, según el INE, llegaron a nuestra región 232.092 visitantes, mientras que, en 2018, la cifra llegó a 205.612, es decir, 26.480 turistas menos (-11,4%).
Una grave situación que afecta fuertemente la economía regional y que las autoridades no solamente esconden bajo la alfombra, sino que, aún peor, no parecen reaccionar o tomar medidas para revertir este fenómeno que golpea duramente al sector comercio y turístico de Arica.
Ni en el Gobierno Regional ni en Sernatur ni en el municipio parecen tomarle el peso a esta debacle del sector que, de no detenerse, coloca una sombra que terminará por debilitar la ya frágil economía regional.
También llama la atención la silente voz de los gremios del Comercio y Turismo, los primeros afectados por este negativo escenario.
En fin, como siempre en Arica, los ariqueños deben repetir hasta el cansancio la célebre pregunta de Chespirito en el Chapulín Colorado: ¿Y ahora, quién podrá defendernos?
Udo João Gonçalves Flores
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