La prestigiosa revista Cambridge Archaeological Journal, Inglaterra, publicó un nuevo estudio sobre los Chinchorro realizado por Bernardo Arriaza, académico de la Universidad de Tarapacá (UTA) e investigador del Instituto de Alta Investigación y director del Centro de Gestión Chinchorro de dicha casa de estudios.
En dicho estudio (https://doi.org/10.1017/S095977432510022X), Arriaza propone una nueva mirada sobre la cultura Chinchorro, conocida por sus emblemáticas momias, donde ofrece una innovadora revisión sobre la dimensión artística de esta compleja sociedad de cazadores-recolectores que habitó la costa del desierto de Atacama hace unos 7.000 años y que se destacó por crear elaboradas representaciones de sus muertos.
En The Artistic Nature of the Chinchorro Mummies and the Archaeology of Grief (La Naturaleza Artística de las Momias Chinchorro y la Arqueología del Duelo), Arriaza plantea que para comprender verdaderamente a los Chinchorro es necesario analizarlos desde la arqueología del duelo y la pena, una mirada que combina la ciencia y el arte con la comprensión emocional y simbólica de las prácticas mortuorias.
El trabajo formula que estas momias fueron expresiones artísticas cargadas de emoción, creadas por comunidades costeras del desierto de Atacama hace unos 7.000 años.
Según el investigador, para comprender a los Chinchorro es necesario hacerlo desde la “arqueología del dolor y la pena”, ya que sus elaboradas prácticas mortuorias reflejan procesos de duelo y vínculos afectivos frente a la muerte, especialmente de niños.
“Las momias Chinchorro son íconos artísticos que permitieron a las antiguas poblaciones plasmar su dolor, especialmente, frente a la pérdida de los niños. Las momias fueron el soporte donde los Chinchorro canalizaron sus penas”, explicó Arriaza.
El estudio interpreta estas momias artificialmente preparadas como expresiones artísticas que reflejan decisiones conscientes y una profunda sensibilidad emocional. Según el autor, estos procesos funerarios habrían servido como una forma colectiva de elaborar el duelo en una sociedad costera marcada por la alta mortalidad infantil.
Inspirado en el modelo de arteterapia y en los conceptos de arte y duelo, el trabajo analiza los rituales mortuorios Chinchorro como manifestaciones de procesos emocionales y sociales, más allá de su dimensión técnica o religiosa.
Además, la investigación destaca el carácter multifacético de esta antigua cultura, que incluía la extracción y uso de pigmentos como el manganeso, materiales de gran carga simbólica, pero que también implicaban riesgos tóxicos para la salud, lo que podría haber contribuido al eventual declive de estas elaboradas prácticas funerarias.
Finalmente, Arriaza subraya la vigencia cultural del legado Chinchorro, que sigue inspirando a la Región de Arica y Parinacota. En sus palabras, la representación artística de los muertos une las narrativas antiguas y modernas, fortaleciendo la identidad y el patrimonio cultural del norte de Chile.
Este trabajo contó con el financiamiento de la Universidad de Tarapacá, Dumbarton Oaks (Harvard University) y la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID), Fondecyt 1250092.