Se inicia noviembre y la discusión del Presupuesto de la Nación entra en tierra derecha. Luego de un octubre donde campañas, elecciones y graves escándalos han concentrado la atención, las próximas semanas serán claves para definir los recursos con los que contará el Estado durante el 2025.
Como Hogar de Cristo, hemos estudiado en detalle la propuesta para ver cómo puede afectar el trabajo que realizamos con las 43 mil personas que participan en nuestros programas cada año. ¿Conclusión? Estamos preocupados, porque si bien contiene mejoras para algunos grupos vulnerables, trae noticias preocupantes en áreas tan relevantes como la educación. Vayamos al detalle.
En el Ministerio de Desarrollo Social los principales aumentos están dados en el Sistema Nacional de Cuidados, programa que crece en más de 36 mil millones de pesos. Este avance, necesario para saldar una enorme deuda con miles de personas –mujeres, en su mayoría–, requiere de precisiones, como asegurar que los nuevos recursos no solo impliquen aumento de cobertura. La calidad de la atención hoy es tan importante como la cobertura, que es clave para contar con servicios de cuidados que sean universales, integrales y continuos. Seis horas a la semana de cuidados domiciliarios para una persona mayor con pocas posibilidades de moverse y ser autónoma, son insuficientes. Nosotros estimamos que se requieren al menos 18 horas a la semana.
En materia de Personas en Situación de Calle, la expresión más cruda de la pobreza y que en la actualidad afecta a más de 40 mil personas, el presupuesto considera un incremento de más de 5 mil millones de pesos para el programa “Noche Digna”, principal herramienta para su atención. Con este aumento se llega a un presupuesto igual a la ejecución de este 2024, de manera que el próximo año los servicios mantendrían su oferta, aun cuando el número de personas en calle sigue creciendo. Si la realidad dice que una problemática aumenta, los recursos para resolverlo deben aumentar. De no hacerlo, se agudiza, se complejiza y luego requerimos más recursos. En esta materia, el presupuesto debería considerar prevenir y no solo curar.
El mismo criterio debemos utilizar cuando algo bueno sucede. Llama la atención que el presupuesto 2025 del programa Vivienda Primero, cuyos resultados demuestran que se logra la superación de la situación de calle, no considera mejoras. Sólo está en 6 regiones y debería tener presencia nacional. Hablamos de aumentar mil 400 millones de pesos el presupuesto destinado a este exitoso dispositivo.
Pero las noticias más preocupantes aparecen en Educación. En primer lugar, el presupuesto de JUNJI para primera infancia se reduce en casi 56 mil millones de pesos (un 7,6%), y las transferencias destinadas a la infraestructura de jardines infantiles administrados por fundaciones sin fines de lucro, solo contemplan poco más de dos mil millones. Esto no alcanza para nada. Apenas para reponer la infraestructura de un solo jardín infantil.
Los recursos destinados a los programas de reingreso escolar también disminuyen. Muy preocupante es la caída en más de 3 mil millones del Plan de Reactivación Educativa, línea que financia, entre otras iniciativas, las aulas de reingreso. Atendiendo a la necesidad de ir normalizando el sistema escolar luego de la pandemia, es fundamental velar por la mantención de recursos en líneas relevantes para los jóvenes en riesgo de exclusión escolar, las que deberían contar con un financiamiento estable para proyectar su funcionamiento.
Como Hogar de Cristo estamos atentos a la tramitación de esta ley y disponibles para que nuestra experiencia de 80 años de trabajo implementando programas sociales permita perfeccionar los esfuerzos propuestos. Las próximas semanas son cruciales para ello.