Estas cuatro semanas de cuarentena han sido un tremendo desafío para todos los ariqueños, una experiencia que nos permite analizar el escenario actual y proyectar el futuro regional con sus diversos bemoles.
Mientras los socios de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC) se mantuvieron en cuarentena a la espera que la autoridad terminara con esta restricción, lamentablemente vimos que trabajadores informales de la construcción siguieron en obra normalmente, sin ninguna medida preventiva, poniéndose en riesgo y también a la población en general, siendo verdaderos focos de contagio.
Mientras eso ocurría, como CChC realizamos una acuciosa planificación para retornar al trabajo, preparando un estricto protocolo sanitario aprobado por la autoridad y que cuenta con altos estándares para cuidar a los trabajadores y sus familias, la que contempla medidas como el control de temperatura al ingreso a la obra, constante lavado de manos, distancia física en la obra y turnos más flexibles, entre otras. En tanto, a nuestros colaboradores les pedimos que se mantuvieran en sus hogares hasta que se retomara la faena “habitual”.
Creemos firmemente que es indispensable cuidar a las personas, pero también es verdad que en algún momento teníamos que retomar nuestro quehacer; pero para que ese tránsito sea exitoso y tranquilo debemos asumir una estricta disciplina de las medidas que nos permitan convivir con el virus, como el inflexible uso de mascarilla o mantener distancia física con los demás.
Penosamente hemos sido testigos de una gran irresponsabilidad de una parte de la comunidad, pues cuando Gobierno instauró la cuarentena fuimos testigos cómo igualmente la gente circuló tranquilamente por 21 de mayo y diversos sectores de Arica, ignorando la pandemia, esto con una mirada cómplice de la autoridad. No olvidemos que Arica y Parinacota lo construimos y cuidamos entre todos.
