Un nuevo derrumbe la madrugada del sábado agravó la situación en Cuya y Caleta Camarones, donde la economía local se desploma. El tránsito quedó nuevamente interrumpido, lo que llevó al alcalde subrogante de la comuna rural, Bastián Ramos, a renovar su llamado para que se decrete estado de emergencia por catástrofe, tras la negativa de las autoridades regionales y nacionales.
“Es urgente atender las necesidades de la población”, afirmó Ramos y agregó que “el estado de emergencia permitiría habilitar rápidamente una ruta para emergencias y ofrecer apoyo económico a los locatarios de Cuya y a los pescadores de Caleta Camarones”.
DESPLOME ECONÓMICO
Según los datos del municipio, los comerciantes de Cuya han sufrido una caída del 77% en sus ventas, en las últimas semanas, debido a los cortes de tránsito nocturnos provocados por los derrumbes.
"Nuestros pescadores llevan 20 días sin poder vender", aseguró el alcalde subrogante, planteando la gravedad que provoca este hecho en la comunidad: "Imagina el impacto en las 35 familias que dependen exclusivamente de esta actividad".
"ESTAMOS SOBREVIVIENDO"
Alexis Tapia, pescador artesanal de Caleta Camarones, describió la desesperada situación: "Transportamos mariscos de madrugada, pero los cortes de tránsito arruinan nuestra mercadería. No tenemos refrigeración, usamos hielo, pero con el calor, todo se descompone antes de llegar al mercado".
Tapia, padre de tres hijos, ha sobrevivido gracias a la ayuda del municipio y lo que tenía guardado, pero la situación es crítica, contó afligido el jefe de hogar que debe mantener a tres hijos y no ha podido conseguir el sustento diario tras veinte días de provocada la crisis por derrumbes.
"La pesca artesanal no cuenta con una cadena de frío eficiente," explicó Ramos. "Los pescadores vendían a las 7 a.m. en Arica, pero ahora, con los cortes, no lo logran. Además, el 50% de sus ventas eran en Cuya, donde el comercio está completamente paralizado".
LOCATARIOS EN CRISIS
De hecho, Carmen Tapia, dueña de dos locales de comida en Cuya, confirmó la gravedad que vive el comercio de la zona: "No hay turismo, no hay clientes. La gente sólo quiere atravesar rápido antes de quedar atrapada por otro derrumbe".
La falta de ventas obligó a los comerciantes a despedir empleados y reducir la compra de insumos. "Los pescadores que nos vendían mariscos, ya no pueden hacerlo. Estamos en una zona de sacrificio", contó.
“AUTORIDADES DESCONECTADAS”
"Las autoridades no ven la realidad de Camarones," declaró Ramos. "Hay una desconexión total. No están considerando el daño humano, económico y social. Nos sentimos como ciudadanos de segunda clase, pero tenemos los mismos derechos que quienes viven en Santiago o Las Condes".