Somos una zona especial, con 2.058 kilómetros los que nos separan de Santiago y 309 de Iquique, la ciudad chilena más cercana; estamos más próximos a Tacna, Perú, a 60 kilómetros de distancia e inserto en uno de los desiertos más áridos del mundo; en definitiva, donde todo cuesta más y haciendo patria, como se suele decir.
Somos una región especial, que debe ser considerada como tal; actualmente vinculados al tratado internacional de Paz y Amistad post Guerra del Pacífico que nos exige miles de millones de pesos de fondos regionales para responder a un tema país, como la mantención de la carretera 11Ch.
Somos una zona a la cual se le dificulta la atracción de capital humano calificado, profesionales que lo piensan 3, 4, 5 veces o más antes de decidir radicarse en esta región, prefiriendo a Santiago donde hay una oferta de salud, académica, cultural y social más variada; centralismo que también seduce a nuestra valiosa y joven masa crítica ariqueña.
Desde el centro político y administrativo del país probablemente no entiendan nuestras particularidades regionales, con un fuerte vínculo con nuestros vecinos (Perú y Bolivia, a pocas horas de Macchu Picchu o el Salar de Uyuni), con 2 denominaciones de Patrimonio de la Humanidad (momias de la Cultura Chinchorro y el Qhapaq Ñan o camino del Inca), que desde nivel del mar llegamos rápidamente a más 4 mil msnm; que por vocación nos definimos como agrícolas, turísticos y logísticos; pero no mineros.
Seguramente, el 2024 será un año que traerá diversos desafíos, algunos conocidos y otros que aparecerán en el camino, por ello la invitación es a juntarnos (porque nadie nos va a ayudar) con el objetivo de construir un futuro mejor, esta es la única manera de enfrentar lo que viene, haciendo patria en zona extrema como siempre lo hemos hecho; porque Arica y Parinacota lo construimos todos.