Esta columna no se centrará en indicadores ni metas, sino que está dedicada a los trabajadores y trabajadoras de la construcción y sus familias, quienes el domingo pasado celebraron su día, reenviándoles nuevamente un afectuoso saludo.
En ese sentido, me permito preguntar y reflexionar sobre lo que los hombres y mujeres de la construcción quieren, desean y anhelan con miras a los próximos años y hacia el Arica 2029 (momento en que se cumplirán 100 años de anexión al territorio nacional).
Una de las respuestas más evidentes es estabilidad laboral, en definitiva: tener pega. Simple, lo que se contrapone con las últimas cifras del INE, donde el sector construcción regional tuvo un mal desempeño con una desocupación de -7,2%.
Ahí es donde entra el mundo público, que debe generar las condiciones para dinamizar la construcción pública para así atraer la inversión privada, lo que permitirá desarrollar una cadena productiva donde el esfuerzo y mérito personal generará un estado de bienestar y realización personal y profesional en cada trabajador y trabajadora.
Hoy, al hablar con la autoridad existen diversos compromisos para apoyar la creación de puestos laborales lo que permitirá que las personas se queden, junto con atraer masa calificada que aporte a esta región (que tiene todo para lograr el éxito); temas que expusimos en la Comisión de Zonas Extremas de la Cámara de Diputados la que esperamos recoja la experiencia para esta zona.
En lo concreto, necesitamos fortalecer el sector, para ello debemos reimpulsar y garantizar una agenda estratégica de proyectos a mediano y largo plazo, tales como hospital en zona norte, planta desaladora, borde costero central y parque urbano del río San José (por citar algunos) para crear un ánimo positivo en la comunidad, generando las condiciones para atraer capitales; esto tendrá un efecto sobre nuestro capital más valioso: la familia de la construcción; un abrazo para todos ellos.
