(Servindi, Foto: Wikimedia Commons) La política tiene una connotación amarga y negativa cuando vemos el deterioro de los valores democráticos. Sin embargo, también deja hombres-signo con una profunda huella debido a la coherencia en su largo trajinar.
Este es el caso de José “Pepe” Mujica que desarrolló un estilo de liderazgo auténtico enfocado sobre todo en la justicia social.
Fue presidente de Uruguay entre 2010 y 2015 y se destacó por su vida austera, rechazando los lujos del poder y viviendo en una pequeña chacra en las afueras de Montevideo.
Su forma de gobernar, basada en la humildad y la cercanía con la gente, lo convirtió en un referente global por lo que fue considerado el mejor presidente del mundo.
Mujica siempre abogó por una filosofía de vida centrada en la sobriedad: aprender a vivir con lo necesario y de manera más justa y racional.
Entre sus principales aportes se puede mencionar la legalización del cannabis que ubicó a Uruguay como el primer país en regular la producción y venta de marihuana en 2013, como parte de una medida que buscaba combatir el narcotráfico.
Otro de sus aciertos políticos fue aprobar leyes progresistas y modernas como el matrimonio igualitario y el aborto, que ampliaron los derechos civiles.
Siempre con una actitud pedagógica social hizo de la crítica al consumismo uno de sus temas claves, en el marco de la promoción de una visión alternativa sobre el desarrollo que cuestiona el materialismo vulgar, y defendiendo un uso más sensato del tiempo y la libertad.
José Mujica tuvo un pasado comprometido con la lucha por la justicia social y, en su juventud, participó de las guerrillas y sufrió prisión política por sus ideales.
Fue un excombatiente de la libertad por la agrupación política Tupamaros en los años 60 y los años 70. Fue detenido como rehén por la dictadura entre 1973 y 1985.
Nunca se inhibió de construir puentes con empresarios, trabajadores y opositores, demostrando pragmatismo político y una gran capacidad de diálogo y negociación.
Al saberse la noticia de su fallecimiento no cabe sino reavivar su legado humano, moral y político que trasciende Uruguay e inspira a líderes y ciudadanos en todo el mundo con su mensaje de simplicidad, honestidad y compromiso social.