Un grupo de jóvenes investigadores del Departamento de Química de la Universidad de Tarapacá (UTA) y la Facultad de Química de la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC) acaban de publicar un artículo de alto impacto en el medio científico Critical Reviews in Solid State and Materials Sciences (Reseñas críticas sobre el estado sólido y la ciencia de los materiales), respecto de la contribución de la química computacional al diseño de materiales funcionales basados en el monómero benzoditiofeno (BDT), como polímeros o moléculas pequeñas conjugadas, los que son utilizados para la fabricación de celdas solares orgánicas de alto rendimiento, que buscan ganar espacio en el mercado de la energía solar.
El equipo de investigación fue integrado por el doctor Ignacio Jessop (UTA), especialista en síntesis y caracterización de polímeros semiconductores orgánicos; y los doctores (PUC) de la María Belén Camarada, con experiencia en química computacional y materiales nanoestructurados, y Felipe Angel, experto en la fabricación de dispositivos fotovoltaicos. La iniciativa contó con financiamiento de la Universidad de Tarapacá a través del proyecto de investigación UTA-Mayor 4757-21, por la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID) - proyecto FONDECYT 11181205 -, y por la infraestructura de supercomputación NLHPC (ECM-02).
Sobre este acontecimiento científico, Jessop expresó la importancia de esta publicación, enfatizando que es un avance para los tiempos de hoy, donde las energías renovables no convencionales pueden llegar a ser una alternativa más económica y que generan menos huella de carbono para el planeta.
“Esta investigación consistió en la revisión de literatura de los últimos diez años y son tecnologías fotovoltaicas emergentes, que buscan ganar un espacio dentro del mercado solar, el que está liderado por las celdas de silicio vinculado a la mega industria minera. Sin duda, las celdas orgánicas tienen mucho potencial en las áreas de la agroindustria o agrofotovoltaica; en las celdas solares indoor, donde el silicio no puede competir, y también en la energización doméstica y el internet de las cosas (IoT)”, aseguró el académico de la UTA.
Esta es una investigación bibliográfica que servirá para mostrar el potencial de entre la química computacional y la experimental.
Los autores esperan que este artículo sea una contribución al trabajo que realizan científicos experimentalistas en áreas científicas vinculadas a la química, física y/o ciencia de materiales, particularmente, aquellos que se están iniciando en el campo de la orgánica electrónica, para que puedan visualizar el tremendo potencial sinérgico entre el trabajo de laboratorio y los cálculos computacionales para el desarrollo de nuevos materiales.