El primero de los dos conteos previstos para el año, respecto del huemul del norte, realizó la Conaf en la comuna de Putre, abarcando zonas al interior del Parque Nacional Lauca y casi en un 90 por ciento fuera del área silvestre protegida, oportunidad que se registraron 90 ejemplares, un leve aumento a lo avistado en el verano de 2020, donde se observaron 76.
El monitoreo de la especie, mediante este registro poblacional, se desplegó, principalmente, en quebradas precordilleranas entre Putre y Ticnamar, hábitat preferente de la también conocida como taruca (Hippocamelus antisensis), uno de los tres cérvidos nativos existentes en Chile.
El registro poblacional fue efectuado, en esta oportunidad, por un equipo de cuatro guardaparques, Walter Calle y Enrique Miranda del Parque Nacional Lauca, así como Leonardo Choque y Álvaro Tralma, de la Reserva Nacional Las Vicuñas. Todos ellos funcionaron para la actividad en cuatro jornadas matutinas y vespertinas, homologando los horarios de la taruca y transitando 23 sitios predefinidos, a través de transectas o trayectos determinados, donde se realizaron observaciones directas (animales a la vista) e indirectas (huellas, fecas, cornamentas).
Fue así como el registro 2021 de verano para estimar poblaciones de taruca en su hábitat, ascendió a 90 individuos, los que no siempre se dejaban ver por su gran capacidad de mimetizarse con el paisaje. Así lo relató Álvaro Tralma, uno de los guardaparques participantes, quien trabajó junto a Enrique Miranda. “A veces pasábamos mucho rato observando cerros o laderas de cerro y cuando ya nos disponíamos a proseguir pensando en que no había nada, nos dábamos cuenta que estaban frente a nosotros y el detalle que las delataba eran pequeños movimientos, que luego nos hacían visualizar no sólo una sino un grupo familiar incluidas crías o juveniles”. Para el equipo resulta un trabajo agotador, por el terreno abrupto o en pendientes, pero “es una satisfacción aportar a la mantención de estos registros en pro de la conservación”, indicaron.
CIFRAS
Seis por ciento, de las 90 contabilizadas, correspondió a crías. Se suman los juveniles que se repartieron entre un 10 por ciento de machos y un 11 por ciento de hembras. De esta manera, se consigna poco más de un 25 por ciento para estos rangos etarios. Por otra parte, un 21 por ciento quedó en el registro como de edad indeterminada y los adultos fueron 23 por ciento machos y 29 por ciento hembras. Estas pueden tener sólo una cría por año y la gestación es de 240 días con nacimientos, precisamente, en verano, entre enero y marzo.
Esteban Zúñiga, encargado de Biodiversidad y actualmente jefe subrogante del Departamento de Áreas Silvestres Protegidas, explicó que “desde el 2016, se hacen dos conteos al año, en verano e invierno. No se trata de censos, sino estimaciones poblacionales que dan cuenta de la presencia de la especie”. En este sentido, este año, el registro estival fue algo mayor que el del 2020, ya que, en igual período, se observaron 76 individuos. “Eso nos permite indicar que no hay variaciones a la baja y la taruca local sigue ocupando sus espacios tradicionales en la región”, afirmó.
El trío nacional de ciervos nativos lo completan el huemul del sur (Hippocamelus bisulcus), pariente directo de la taruca, y el sureño pudú (Pudu puda), el ciervo más pequeño del mundo. Todos ellos con problemas de conservación. Para Chile, la taruca figura como especie en peligro, aunque falta mayor conocimiento de sus poblaciones, las que se distribuyen en las regiones de Arica y Parinacota y Tarapacá.