Arica es una zona de innovación digna de un premio, ya que hemos visto aparecer un nuevo tipo de condominios sociales los que son hechos con tela de carpa, varillas de carpa, anclados con estacas de carpas (sí, son carpas); las que podemos encontrar en privilegiadas ubicaciones de la comuna, sobre todo en el borde costero de la ciudad.
De los propietarios no se sabe demasiado, porque se ignora su procedencia, pero sí se puede notar que tienen buen gusto y saben lo que quieren, ya que seleccionan los paños más apetecidos en la ciudad, esos donde el metro cuadrado es carísimo ¿Cómo lo harán? ¿Cómo gestionarán la recepción municipal en tiempo récord?
Actualmente Arica se ha transformado en algo así como una zona de camping, donde en diversos sectores es posible ver más carpas que viviendas; ejemplos hay varios: El Laucho, La Lisera, al pie del Morro, en jardines cercanos al edificio Alborada, en el Parque Brasil. Suma y sigue.
Lo anterior atenta seriamente contra la imagen ciudad que queremos construir, sobre todo pensando en el turismo. ¿Qué pensarán los visitantes que llegan a Arica al ver estas tomas en todo el borde costero?, es más, ¿qué pensará la autoridad? ¿Por qué no multan o desalojan? Además de lo anterior, esto es un problema de seguridad y sanitario.
Qué se les puede decir a las familias que con esfuerzo compraron una vivienda, pero a pocos metros ven estas “villas”, las que incluso tienen corriente eléctrica (ven televisión, sí, tal como lo lee), lavan su ropa y la tienden sin pudor, generando un mal aspecto y pésima sensación.
Hoy tenemos un problema serio y que no se enfrenta con la decisión necesaria, qué pasa con la ciudad turística que tanto hablamos, para qué tanto esfuerzo y trabajo si nuestra ciudad se transformó en un campamento donde cada uno hace lo que quiere, en definitiva donde ya no hay normas, ni leyes, ni sanciones, menos pantalones. Es el momento de tomar las medidas ahora, porque construir Arica y Parinacota es obra de todos.
