Ãndice de obesidad se triplicó en Canadá producto del libre comercio

Fecha : 18/07/2017
• Las consecuencias alimenticias y sociales que acarrean los tratados de libre comercio tienen un alto impacto en la población y no han sido muy tomadas en cuenta.
 

El tratado que firmó Canadá y EE.UU. en la década de los 90, llamado NAFTA, entre otras cosas permitió la eliminación de aranceles para un tipo de edulcorante, el jarabe de maíz de alta fructosa, de peor calidad que otros y muy vinculado a la obesidad porque no sacia.

Este edulcorante se usa masivamente en la industria alimentaria de EE.UU. en todo tipo de comestibles ultraprocesados y bebidas azucaradas. Las consecuencias de abrirle las fronteras a este endulzante fueron devastadoras para los ciudadanos canadienses: el consumo diario de calorías se triplicó, la diabetes se duplicó y la obesidad se triplicó.

Se trata de una de las consecuencias alimenticias y sociales que acarrean los tratados de libre comercio y que no han sido muy tomadas en cuenta ya que generalmente a la hora de discutir y estudiar, las investigaciones se centran principalmente en las perspectivas políticas y económicas.

De esta forma, investigadores de las universidades de Oxford y Stanford estudiaron el impacto que generó específicamente el tratado de libre comercio entre Canadá y EE.UU. durante los años 1985 y 1998. "Nuestros resultados muestran cómo un cambio aparentemente pequeño y posiblemente discreto en los aranceles dentro de los acuerdos de libre comercio puede conducir a un cambio sustancial en las dietas de las personas, a su exposición a ingredientes peligrosos, con consecuencias sobre la obesidad y los efectos para la salud derivados", explicó para el diario El País Pepita Barlow, economista de la salud del departamento de Sociología de Oxford.

Los investigadores, que publicaron su trabajo en la revista de la Asociación Médica Canadiense (CMAJ), concluyeron que la reducción desproporcionada de aranceles entre 1994 y 1998 para este edulcorante provocó lo que llaman un efecto de sustitución peligrosa: cambiar un ingrediente por otro peor para la salud que repentinamente es mucho más barato. En este caso, el jarabe de maíz sustituía a azúcares de caña o remolacha, y que además se extendió por toda la dieta de los canadienses. Después de una década en la que el consumo de kilocalorías en edulcorantes se mantenía estable en torno a las 20 kcal de media entre los canadienses, justo a partir de 1994 se disparó su consumo hasta alcanzar las 63 kcal en 1998, cuando se produjo la última reducción arancelaria.

La obesidad en Canadá se triplicó entre 1985 y 1998, pasando del 5,6% de la población al 14,8% (hoy son el 38%). En la década posterior a la entrada en vigor de estas nuevas reglas comerciales, la prevalencia de diabetes pasó del 3,3% de la población al 5,6%.

Para comprobar que era una situación exclusivamente derivada del NAFTA, los científicos analizaron la evolución de estos datos en otros 16 países que no tenían un acuerdo comercial similar con EE.UU. en esas fechas, como Reino Unido, Australia, España o Alemania. En todos, salvo Canadá, se mantuvo estable el consumo de calorías de edulcorantes, por lo que parece haber algo más que correlación. Hasta el NAFTA, había una tendencia al aumento de la obesidad, pero la entrada barata en Canadá de ese endulzante tan ligado a la ganancia de peso llegó en un momento crítico que terminó por multiplicar el efecto de otras medidas, como la publicad agresiva de comida basura y refrescos.

Los efectos del NAFTA plantea la preocupación de que los nuevos acuerdos comerciales puedan perjudicar la salud de la población si la reducción de los aranceles conduce a un aumento de la oferta y el consumo potencial de alimentos nocivos.

Este estudio consolida un campo de investigación que ya había identificado cambios en la dieta de poblaciones, y aumento de la obesidad, que coincide con la puesta en marcha de estos tratados y otras políticas de liberalización comercial. "Por ejemplo", explicó Barlow, "nuestro análisis publicado a principios de este año identificó numerosos estudios en América Latina y en Vietnam que documentaron incrementos en el consumo de comida rápida, refrescos, azúcar, grasa y carne después de entrar en el comercio estadounidense".

Barlow aseguró que si los acuerdos de libre comercio son buenos o malos para la salud no es un asunto de blancos y negros, sino que se trata de identificar con precisión cómo promueven o socavan el bienestar, por qué razón, quién lo hace y cómo se pueden aprovechar sus efectos. "Sin embargo, aunque sus causas y consecuencias políticas y económicas han sido bien investigadas, actualmente se sabe muy poco acerca de cómo afectan a la salud y el bienestar de las personas y en quiénes se concentran estos efectos", planteó la científica. 

 
 
 
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