Hasta hace algunas semanas, todos los bloques de partidos políticos con miras a las presidenciales, vale decir, Chile Vamos, Nueva Mayoría y Frente Amplio, coincidían en realizar primarias pluralistas para elegir su abanderado.
Sin embargo, bastó que el Partido Socialista entregara su apoyo al senador Alejandro Guillier, en una controvertida votación de su Comité Central, para que el discurso de la importancia democrática de las primarias comenzara a diluirse en los intereses partidistas y las calculadoras políticas.
Y así, este mecanismo legal por el que tanto se discutió y peleó para entregar más herramientas y garantías democráticas a nuestro país, pasó a ser un elemento absolutamente descartable a la hora de sacar cuentas pequeñas en los partidos políticos.
Pero no solamente tiemblan las primarias legales en la Nueva Mayoría y en Chile Vamos, sino que en el Frente Amplio esa posibilidad es remota, ya que carece de partidos con carácter nacional, por lo que su posibilidad de primarias se cierra a una de carácter alternativo, sin peso legal, pero además, ya existen voces de quiebre internos en esa coalición, por el inexplicable veto a uno de los postulantes a esa posible primaria.
Nos encontramos nuevamente, entonces, a esta realidad persistente en nuestra llamada “clase política”, donde las élites quieren decidir por encima de la voluntad democrática de los ciudadanos, dando una muestra de que aunque se vistan de alternativos o que digan que cambiaron, a la hora de sacar los colmillos, no se salva casi ninguno.
Udo João Gonçalves Flores
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