• El senador independiente por Antofagasta y postulante a La Moneda, conversó con el programa Dossier de Radio 97UNO de Arica, donde planteó cómo fue construyendo su proyecto desde las regiones y la necesidad de cambiar la forma de hacer política en nuestro país.

Por Udo João Gonçalves

En el programa Dossier de radio 97UNO de Arica tuvimos la oportunidad de conversar, en Valparaíso, con el senador independiente por Antofagasta y uno de los postulantes presidenciales con más posibilidades de llegar a La Moneda: Alejandro Guillier.

Oportunidad donde parlamentario contó cómo se fue tejiendo esta intención de llegar a la presidencia de la República llevando adelante, principalmente, la voz de las regiones y, por supuesto, su mirada de la política nacional en un contexto donde ha sido duramente acechado por los grupos tradicionales de poder.

Acá les dejamos algunos de los extractos de lo que fue esa conversación.

• Si bien a lo mejor en Santiago fue una sorpresa este camino que tomó, lo cierto es que las regiones ya hace dos años estamos viendo como estaba levantando las inquietudes que teníamos, las preocupaciones…

- En un camino inesperado, pero aquí está resultando bien apasionante, a decir verdad, porque es como poder introducir en la política del país una visión más de alguien que viene de las regiones y, por lo demás, en las visitas a Arica siempre conversamos de temas de regionalismo, del desarrollo de pueblos indígenas, la integración con los vecinos, temáticas que, por lo menos en la zona central, nunca llaman la atención, por lo menos en los medios de comunicación.

• ¿Ese camino que tomaste hace dos años fue levantando esa inquietud de llevar la voz de las regiones finalmente a La Moneda?

- Evidente que uno tiene una gran sensación de déficit, porque, incluso, en el programa de la presidenta Bachelet, la regionalización o descentralización para ser más preciso, estaba, pero era un tema menor y, por lo tanto, nosotros notábamos en Antofagasta, que muchas decisiones que tienen que ver con el desarrollo de nuestra región no se han tomado. Y me di cuenta que no sacaba mucho con pelear solo con Antofagasta, sino que había que agrupar a las regiones. Y decidí salir a recorrer las regiones, sobre todo en la macro zona norte, para tener una posición común. Y la primera ciudad que visité en esa línea fue Arica, invitado por el propio Colegio de Periodistas -cuando tú, por lo demás, estabas de presidente-, y ahí empezamos a trabajar el tema de las regiones extremas. Porque si Antofagasta estaba abandonado, Arica está peor.

• ¿Cuál es tu mirada respecto a relaciones internacionales?

- Una vez, invitado para las Logias de Arica, fui a conversar el tema de la integración y me llamó la atención la enorme cantidad de amigos del Perú y de Bolivia que participaron. Y que hay muchas organizaciones en el norte que trabajan mucho con los países vecinos y se visitan permanentemente y hay una convivencia que es verdaderamente fascinante y muy elogiosa, porque de verdad es muy constructiva. Y eso nos hace entender, para los que somos nortinos, que esto de la integración con los vecinos es una gran oportunidad. Nosotros deberíamos tener una política, incluso, por ejemplo, que las mejores universidades nuestras en el norte formaran a los mejores alumnos que quieren hacer minería. Los circuitos turísticos integrados de manera que la gente pueda hacer una ruta que recorra tres países bajo el tema, por ejemplo, de las culturas que son milenarias en la zona y cómo se venció el desierto. Lo mismo pasa con los servicios de salud, los puedes integrar y prestar servicios a los países vecinos, entonces, vas generando una integración constructiva. Y, por supuesto, hacer comercio con los países vecinos, ayudarlos a salir al Pacífico. Hay grandes oportunidades y es mejor diplomacia cuando todos los países crecen en función de proyectos comunes.

• Me imagino que no ha sido fácil estar como independiente en un mundo donde las castas políticas siguen tratando de mantener esas cuotas de poder…

- Evidente que uno no es candidato de las élites, porque vengo de provincia. Egresé de un liceo no con apellido, sino con suerte con una letra y un número. Y, además, estudie en una universidad de provincia, yo soy egresado de la Católica del Norte, por lo tanto, nunca me encontré con la gente que está en la gran política. Además, tienen vínculos con figuras históricas del Congreso chileno o en la política, incluso, en los negocios, porque ahora mucha gente de negocios ha derivado a la política. Obviamente, no pertenezco a ese mundo, entonces, me miran con desconfianza y me ha costado ir abriendo caminos y mostrar que uno es perfectamente sensato. Por ejemplo, sin duda, para mí, la reforma más importante que Chile tiene pendiente es la descentralización y cuando vas a regiones, la gente de izquierda y de derecha y de centro y los que son con uniforme, los que no tienen uniforme y los que tienen sotana, los que no tienen sotana, todos, en su inmensa mayoría, están con la descentralización, porque nosotros nos damos cuenta, en las regiones, las posibilidades que perdemos cuando las decisiones se toman lejos en Santiago y que, por lo más, muchas veces no se toman nunca, porque no llegamos a ser prioridad, salvo cuando hay una tragedia o una emergencia. La macro zona norte ha sido siempre el centro de la modernidad en Chile, no sólo ha sido en minería, como algunos creen en riqueza, también ha generado cambios en nuestra estructura social, cambios culturales, surgimiento de nuevas organizaciones sociales. La fisonomía del Chile moderno se construyó en el norte.

• ¿Por qué no reacciona la clase política ante la evidencia de cambios que quieren los ciudadanos?

- Creo que desprecian muchas cosas. El desprecio a las provincias y a las regiones. En Santiago, creen que es un tema de élite, la política se hizo cupular, se perdió el contacto con la ciudadanía, incluso, estas cosas medias espurias entre negocio y política terminaron de minar el sistema institucional, lo que es muy grave, porque tú no puedes gobernar una democracia sin partidos políticos, pero a los partidos les cuesta admitir que tienen que renovarse y reclutar gente que viene más del mundo social, del mundo de la academia, del mundo de la dirigencia social. Ahora, debo admitir que he encontrado un eco muy lindo en la juventudes políticas, los jóvenes están entendiendo mucho más esta necesidad de renovar y volcarse a la ciudadanía, muchos dirigentes políticos hoy día están participando en organizaciones de base, por eso que los jóvenes están entendiendo con más facilidad que hay que trabajar con criterio, por ejemplo, de transversalidad política, no ser tan sectario y abrirse genuinamente a colaborar juntos en las organizaciones de base. Eso es una experiencia que ha sido gratificante para mí, es decir, los jóvenes están viendo mejor y antes que los viejos que la sociedad chilena y el mundo está cambiando y que la política ya va a dejar de ser sólo cúpulas, familias políticas, y va a a tener que abrirse a reclutar también a gente que viene de mundo social.

• ¿Cuáles son los pasos que vienen en este camino hacia La Moneda?

- Yo no soy anti partido. Antes plantee que voy a recorrer el país para conversar con la gente sin discriminación de ningún tipo. Tú ves que cuando he estado en Arica ha sido así, hemos abierto el diálogo y llegó el que quiso, a nadie se le preguntó si era de la derecha, izquierda, daba lo mismo, tenía interés en el tema y hablábamos de descentralización, los temas de reivindicación de los pueblos indígenas, de integración con los países vecinos. Llega la gente que quiere integrarse, porque tú gobiernas para todos tus compatriotas y escuchando a todos. Pero, evidentemente, que la línea gruesa tiene que ser una definida por la mayoría y la mayoría en Chile quiere cambios, quiere descentralización, quiere, por lo tanto, nuevo Estado, un Estado no centralizado, jerárquico o autoritario, sino un Estado descentralizado, más interactivo, más horizontal, donde los partidos políticos conviven con los movimientos sociales y la gobernabilidad se asegura vinculando sociedad con Estado y no sólo los partidos del Estado. Donde, además, haya nuevas energías de desarrollo de cadenas de valor, por ejemplo, en la minería, en la energía. Queremos generar industrias, dar empleo de mejor calidad a la gente, para eso, necesitamos una reforma educacional, sobre todo poner más énfasis desde el nacimiento del niño, porque es donde más marca el cambio y el desarrollo de las capacidades, pero también la educación técnico profesional, que llega a los niños y a los jóvenes que tienen más vulnerabilidad, pero de altísima calidad y que tengan posibilidades de entrar al sistema universitario, pero asegurémosle que salgan de 4to medio y ya saben hacer algo y que con un año o dos, además, ya pueden conseguir empleo en la industria y si además tienen talento y vocación que sigan estudios universitarios. Pero hagámosle una cadena de oportunidades de manera que el que no logra llegar a la universidad por dinero, por lo que sea, ya tiene un título que le habilita para entrar al mercado laboral y vivir con dignidad. Un cambio te lleva al otro, pero, esencialmente, Chile yo creo que agotó su fase de economía primaria exportadora de pura materia prima, tiene que ir a la industria. Para eso necesitamos mejor educación, para eso necesitamos integrarnos a los vecinos, necesitamos abrirnos al mundo, hay que entender al mundo y, por lo tanto, cada desafío nos va obligando a hacer más reformas y más reformas. Esa es la dinámica de la sociedad del siglo XXI.